29.5.07

Al Aconcagua - Día 20




02.02.05 – Miércoles – Plaza de Mulas

El despertar fue más o menos rutinario a esta altura. Es curioso como rápidamente nos acostumbramos (me acostumbré al menos) a dormir sobre piedras y con pocas comodidades.

Bien temprano las mochilas estaban prontas, solo quedaban las carpas. En un ratito las alistamos. Aprovecho para ir al médico, para controlar la presión. No le dio mucha atención a los 160/110 mmhg, así que quedamos prontos para salir. A eso de las 09:00 comenzamos el ascenso a Nido de Cóndores.

Me siento bien y relajado. El camino ya conocido se hace más llevadero. Esperamos un rato por Pedro, que parece no sentirse muy bien. Tampoco se siente bien Javier. Nos detenemos un rato mientras vomita al lado del camino. Mi opinión es que debería quedarse, pero no tengo nada de experiencia. Se recompone y seguimos subiendo.

Poco antes de llegar a las piedras Conway, pasamos a un grupo de Malasia. Mientras descansábamos en esas piedras, llegó este grupo con un par de guías. Ante el total desconocimiento del idioma, estos hacían comentarios bastante desprejuiciados sobre sus clientes. El líder de este equipo es el dueño de varias empresas, y parece que invitó a sus gerentes a esta expedición. Es notable la obsecuencia con que lo tratan. La ropa y el equipo con que cuentan es de primerísima calidad. Mientras nosotros almorzábamos unas pasas y nueces, ellos sacaron unos sandwichs al vacío! De cualquier manera, aparentan no tener mucho más que eso, y vienen subiendo muy lenta y penosamente.

Una rápida parada en Plaza Canadá para recoger el equipo que habíamos porteado hasta allí, y continuamos el camino.

Chavy se molesta con Pedro porque este llevaba el discman enchufado... Tomamos por la ruta del refugio Antártida Argentina, el que está destruido: sólo queda el nombre y unas chapas. Se aleja un poco de la ruta mas corta, pero parece mejor para nuestras capacidades.

No bien llegamos a Nido de Cóndores, Pedro eligió un buen lugar para armar su carpa, y nos envió a buscar otro. Los equipos son: Pedro, Javier y Andrés en una carpa, y en la otra Chavy, Edison, Julián y yo. Encontramos un buen lugar. Para evitar problemas, pusimos mucho cuidado para armar la carpa, elegimos con cariño y medimos bien las piedras, etc. Me siento bien de ánimo, pero me agota cualquier pequeño esfuerzo. Levantar una piedra de 10 kilos para la pudridera de la carpa, requiere un descanso posterior de algunos minutos.

El lugar está bastante concurrido. A nuestro lado hay unos mexicanos, más allá un equipo alemán, en fin... de todo. La bandera nacional de Edison flamea gallardamente en un bastón de trekking, y escuchamos varias veces "arriba Uruguay!"

Distribuimos los alimentos y equipo, mientras algunos (Chavy es quien lo hace en nuestra carpa) van a buscar nieve para derretir. Acá no tendremos agua líquida, por lo que el proceso es lento y gasta mucho combustible.

A las 20.55 vemos los últimos resplandores sobre el oeste. Prendemos los hornillos en el ábside de la carpa y pronto estamos dentro de ella acostados. Sin respetar el protocolo, ponemos todo el equipo dentro.

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24.5.07

Al Aconcagua - Día 19

01.02.05 – Martes – Plaza de Mulas

Hoy nos toca día de descanso. La de ayer resultó para mi una jornada dura, pero no matadora. Es notable la pérdida de peso, pero por otro lado, mejoró mucho mi rendimiento.

Nos levantamos tarde, pero no desayunamos en las carpas como lo habitual. Nos levantamos y fuimos a la carpa de Malku, que ya la hemos hecho casi nuestra. Esto significa un gran desahogo de espacio, en especial con este clima “no amigable”.

Los preparativos y la selección de la ropa y el equipo que llevaremos con nosotros nos lleva todo el día. Las consultas van y vienen. La consigna es fácil: “Nada que no sea absolutamente necesario” Claro que en nuestra inexperiencia resulta difícil optar. Cada vez hago más descartes en lo que subiré.

Hoy que está soleado y no tan frío decido ducharme. Tenemos que esperar que el sol levanta bastante para poder juntar agua. Es muy bueno sentir el agua caliente y el estar limpio. Entre los cerros, las inhibiciones ceden un poco. No me molesto en cerrar la puerta. El espectáculo parece no desagradar a un montañista polaco, que me queda mirando a través de ésta. Cuando vuelvo a las carpas, lo veo junto a otro polaco, en tanga roja al aire fresco de la montaña...

Aprovechamos también para lavar algo de ropa, en especial la interior, que ya hacía falta notoria.

El cubículo de la letrina fue movido un poco más aún por el viento de anoche, lo que hace aún más complicada la de por sí difícil tarea.

Bañados y perfumados, decidimos ir al Hotel “Plaza de Mulas”, que queda a unos 30 minutos de caminata. No es tan lejos, pero el terreno es bastante accidentando. Hay que cruzar el glaciar por un pequeño puente de hielo y luego dos quebradas. También un puente sobre la corriente de deshielo. En el hotel, además de hablar por teléfono jugaron al ping-pong. Encontramos a la doctora que recién tomaba la guardia ahí, lo que a pesar del frío intenso que reina dentro, es una ventaja comparativa con las condiciones de los que hacen guardia en el campamento. Aprovechamos y nos hicimos un nuevo control. No son buenos, pero son gratis! ☺

Mis resultados son buenos: estoy saturando O2 al 94%, creo que uno de los mejores resultados del grupo. La presión bastante bien también.

Durante el día, aprovechamos a cargar las pilas del handy. Dejamos todo listo para salir bien temprano en la mañana mientras hay luz solar.

La cena se complica por las carencias ya conocidas.

El nerviosismo es más patente. Todos hacemos comentarios, planes, proyectos, estudiamos alternativas.

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23.5.07

Al Aconcagua - Día 18

31.01.05 – Lunes – Plaza de Mulas

La tormenta continuó durante la noche, con viento y nevadas. No me preocupa mucho, pero varios se quejan que no durmieron por este motivo.

La humedad de nuestras ropas, llenas de nieve al acostarnos, se condensó en el interior de la carpa. El techo lleno de escarcha, y el handie goteaba, colgado en el centro de la carpa. Al salir, comprobamos que el cielo se presenta cerrado por completo, y aún nevaba. El viento enfría mucho, y al estar casi sin actividad física, debemos abrigarnos mucho. Sin embargo, el handie nos permite saber que la “Papa Lima” reporta cielo despejado en Nido de Cóndores. El pronóstico del clima se viene cumpliendo. Esta información resulta clave para poder planificar.

Como contamos con la generosidad de Cecilia y Malku, nos vamos a desayunar a la carpa. El brusco descenso de la temperatura hizo que se congelara el deshielo, y también el agua que se junta en la tarrina. Por lo tanto, resulta difícil obtener agua líquida, porque la nieve y hielo de las cercanías están contaminadas, obviamente.

Nos decidimos a hacer un porteo a Nido de Cóndores. Salimos muy tarde, a eso de las 12:30. Nos miran partir con extrañeza... A esa hora ya hay gente regresando. Den entre ellos, vemos a alguno que había quedado en Plaza Canadá cuando nosotros decidimos bajar. La tormenta les voló las carpas y sufrieron bastante. Ya se retiran de la montaña porque no tienen equipo en buenas condiciones como para intentarlo nuevamente.

En el camino, nos encontramos con un equipo de rescate que transportaba a un hombre. Entre ellos estaban el Cordobés y Fabián. Tenía las manos congeladas y la mirada perdida.. Por un rato no hablamos...

En la primera etapa llegamos a Canadá. Hicimos una parada muy breve, en donde seleccionamos los víveres que debemos llevar. Debemos rearmar las raciones, pues se alteraron los equipos previstos. Inmediatamente seguimos camino hacia Nido. El enojo me sirvió de motor, a cada paso un insulto “in péctore”. Después de varias paradas de descanso, descubrimos la casa rodante de los guardaparques. En realidad, en este caso, casa volante, pues llegó por helicóptero a su emplazamiento. Damos los últimos pasos hasta una piedra cercana, en donde había una imagen de la Virgen.

A sus pies dejamos el porteo, y sin siquiera sacar una foto, partimos de regreso. Nuestro tiempo de subida desde Plaza de mulas fue de 6:30 hs. sin tomar en cuenta los descansos. A las 19:30 comenzamos a bajar. Nuevamente lo hago con dificultades por el dolor en la pierna. En terreno plano o en subida no me molesta, pero en declive sí. Me siento muy cuidado por el resto del equipo. Si bien a partir de Canadá bajan un poco más rápidamente, Julián se queda conmigo, y me esperan para llegar todos juntos.

De cualquier manera, en dos horas estábamos tirando las mochilas dentro de la carpa de Malku y emprendimos el camino de la perdición y la vida fácil, o sea Geotrek y sus pizzas....

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15.5.07

Al Aconcagua - Dia 17

Plaza de Mulas - 30.01.05

Me desperté temprano pero me dio pereza moverme. A eso de las 08:00 pude sacar un brazo y correr un par de cierres. El cielo estaba bien azul, pero el sol no llegaría hasta dentro de una hora a las carpas. El viento sopló fuertemente durante la noche. Se sentía el rugido de la ráfaga, y luego la sacudida de la carpa.

A eso de las 09:30 me decidí y salí al exterior. A pesar del sol, la temperatura ambiente descendió mucho, pues el viento estaba soplando desde el glaciar del Cerro Cuerno. Unas vueltas para la higiene y ordenar algo del campamento y nos metimos en a carpa de Malku. Sólo nos queda esperar que pase la tormenta de viento, y la nieve si es que viene.

Mientras jugábamos al truco, nos enteramos que JJ había decidido bajarse de la montaña. Aduce un dolor en el tobillo. Con pena, pero comprensión lo despedimos. Arrancó con su paso tranquilo de siempre, casi seguro que con las manos en los bolsillos.... Nos va a hacer falta.

Las nubes comenzaron a cercar al Aconcagua. A la mañana, yo había dudado del pronóstico metereológico, pero sobre todo, de la decisión de bajar desde Plaza Canadá. Pero ahora se estaba acercando a lo previsto, y la opción de Pedro era la correcta. Se “veía” el viento blanco. No demoró el comenzar la nevada. Los montañistas que estaban en Nido de Cóndores comenzaron a bajar, y la ladera se pobló. El Cordobés, un miembro de la Fuerza Aérea Argentina, nos invitó a comer tortas fritas Salimos para las instalaciones del Ejército en Plaza de Mulas antigua. En quince minutos de caminata llegamos a la base. Dos carpas estructurales, una de ellas destinada dormitorio, y la otra a cocina. El Cordobés había salido, y nos quedamos conversando con Ceferino Mora, un guía conocido de Julián, y con Fabián, piloto de helicópteros que acompaña al Cordobés en esta expedición que rememora la primera que hizo la FAA hace 50 años.

Preparando el ascenso al Aconcagua, habían estado en el Cordón del Plata, en donde estuvieron con Alejandro Canale y otros uruguayos.
También estuvieron con el brasileño que murió hace unos 20 días días en la “Canaleta”, Eduardo Silva y su esposa Rita. Los shockeó mucho la noticia y los detalles, aunque relataron que el hombre no estaba en buenas condiciones físicas. También el cuento del chico que perdió ambas orejas por cengelamiento produjo desazón. No sabíamos aún que estaban desaparecidos dos escaladores franceses (Damien Boitard y Stephane Malvasi) en la cara Sur.
Sin embargo
, en una muy humana reacción, después de pensar (cada uno por su lado) "a mí no me va a pasar esto", seguimos con una conversación más liviana. Al rato llegó otro militar. A pesar de que pusimos a calentar la grasa y emitía los chirridos y aromas habituales, no tuvimos mayor éxito en nuestra tentativa. Sin el pan, y sin las tortas, nos volvimos en medio de la tormenta.

El ocio es la madre de todos los vicios. En este caso, lo canalizamos hacia las pizzas de Geotrek, hacia donde nos dirigimos. Seguimos comiendo para pasar el tiempo y la ansiedad, y nos acostamos con la esperanza de que el clima mejore. No nos queda mucho tiempo para poder pasarlo en la montaña, y si bien no lo comentamos muchos, por lo menos yo hago cuentas de los días, y las posibilidades.

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14.5.07

Al Aconcagua - Día 16

29.01.05 – Sábado – Plaza Canadá - 4.910 msnm

Durante la noche, el viento se intensificó hasta casi un temporal. Pedro se levantó varias veces (por lo menos tengo una vaga noción) durante la noche, para controlar la carpa. En realidad estaba muy cansado y dormí bastante. A las 08:02, voz de alarma: "A levantarse todos!" Trato de levantarme lo más rápido posible, a pesar de lo cual Pedro me apura. Con una bota interior y la otra exterior sin atar salgo a ayudar en ponerle más piedras a los faldones de la carpa para evitar que se vuele. A Edison le ataca una diarrea explosiva. Cuando Pedro comienza a buscar su campera no la encuentra. Revisa hasta que comprende que seguramente se voló, porque la dejó en el ábside. El viento que se colaba por debajo se la debe haber llevado en la noche.

Estaba rumiando su amargura cuando ve que la otra carpa tiene una varilla partida, y el sobretecho se había rajado. El ambiente se podía cortar!! Por otro lado, el viento arrecia. Por suerte el sol brilla y como estamos mas alto en la cara del Aconcagua que recibe el sol por la mañana, mas temprano ya nos calienta un poco.

Después de valorar algunas posibilidades, Pedro decide bajar a intentar conseguir otra campera, porque sin ella no es posible seguir ahí, ni por supuesto, ir montaña arriba. Esos pequeños detalles inesperados, pueden derrumbar todo un proyecto. Una campera, un calentador que deje de funcionar, una carpa que se vuela, una bota rota alcanza para hacernos bajar, a uno o a todo el grupo.

El resto de nosotros queda aguantando el campamento, muy literalmente, por cierto. Nos reunimos en la otra carpa, y compartimos cuentos, whisky y algo de comer.

Cuando alguien va a buscar agua (que queda lejos, y es escasa y de mala calidad), vuelve con la noticia que la cascadita se congeló en la noche. Como no hay nieve para derretir, tampoco tenemos muchas posibilidades de conseguir agua cerca..

En eso estábamos cuando Pedro nos comunica por el handie que en Plaza de Mulas hay “alerta roja” pues se aproxima una tormenta de un par de días, y que los guarda parques recomiendan bajar.

Lo comentamos con algunos de los que estaban en el lugar. Como siempre, hay quien escucha, y quien hace caso omiso, y cuando nos fuimos, quedaron varias carpas montadas y ocupadas en Canadá.

Rápidamente nos organizamos para desmontar las carpas. Dejaremos aquí algunos alimentos, combustible y equipo, para regresar después que pase la tormenta.

El frío y el viento dificultan mucho nuestra tarea, que a pesar de nuestro apuro, demandó más de una hora y media. A eso de las 14.45 comenzamos a bajar. Nuevamente estoy molesto por el tirón del tríceps. Le pido al resto del equipo que me dejen bajar solo más lentamente pero no aceptan. A eso de las 16:00 llegamos a Plaza de Mulas. El ánimo no era el mejor. Pedro, muy oportunamente había coordinado unos lomitos al plato en Geotrek, que fueron muy bien recibidos. Adentro del pub hace tanto frío como afuera, pero no sentir el viento en nuestros oídos es toda una fiesta.

Otro golpe de suerte fue que se compadecieron de nosotros, y Cecilia nos permitió utilizar una carpa comedor de Malku. Ahí nos instalamos muy cómodamente, mientras la nevada cambiaba el paisaje. A las 22:30 nos fuimos a acostar, muchísimo mas tarde que de costumbre. El disponer de sillas y mesa, una luz ambiente, etc, nos permitió un casi "trasnoche".

Chavy estaba durmiendo mal, por lo que cambiamos de lugar en la carpa. No sé si en realidad hay alguna diferencia en el piso, pero por lo menos hacemos el intento.

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11.5.07

Al Aconcagua - Día 15



28.01.05 – Viernes – Plaza de Mulas

Hoy nos levantamos temprano, con el cielo despejado. Después de la rutina habitual, comenzamos a trabajar.

Nuestro programa para hoy es abandonar Plaza de Mulas, ir hasta Canadá en donde pasaremos una noche, y de ahí a Nido de Cóndores.

Esto implica llevarnos todo lo que necesitemos con nosotros. Dejaremos lo que resulta inútil acá. Si bien no tememos ningún robo, dejamos las cosas bajo candado.

Dentro de la carpa que queda armada (la nuestra), dejamos los efectos de mayor valor, y fuera de la misma, un par de tarrinas y bolsos.

Mientras desarmamos el campamento y acomodamos nuestras cosas, algunos van al médico, cargamos las baterías de los handies (que después de negociar, Pedro consiguió sin cargo), etc. Sale más temprano un equipo compuesto por Julián, Andrés y JJ. Equipo muy fuerte, además. Es notable como Andrés descontó los días de diferencia en la aclimatación.

Me llama la atención que Pedro insistiera en decirle a Edison que no era necesario su visita al doctor. De cualquier manera, la espera fuera de la carpa-enfermería fue larga, pues justo antes que nosotros llegó un grupo de montañistas mexicanos.

A eso de las 12:30 nos ponemos en camino, después de sacarnos fotos y filmar alguna escena con la encargada de Malku, Cecilia, quien nos puso una muy buena onda.

El peso del equipo influyó en nuestro paso, en algunos más que en otros. Hicimos la parada ya conocida en la Piedras Conway. De cualquier manera, llegamos bien a Canadá. El grupo que había salido antes ya se había instalado, armado su carpa, etc. Al llegar a destino, nos hidratamos un poco y aguardamos un momento que Pedro llegara para armar la nuestra.

Mientras tanto, miramos a nuestro alrededor. Hay bastante más carpas que en nuestra anterior visita. Se suscita un entredicho pues alguien había dejado “reservado” un lugar, que fue ocupado por las carpa de otros montañistas. Cuando llegaron los primeros, un cambio de palabras en voz alta, hasta que accedieron a quitar la carpa del lugar. No correspondía, en realidad.... No debería haber mesas reservadas en este banquete.


El viento y las instrucciones dificultan bastante el armado de la carpa, pero al final queda bien. En ella dormiremos Javier, Edison, Pedro y yo. Por disposición superior, no se permite el ingreso de mochilas.

Rápidamente nos acomodamos como para no salir. El viento sopla fuerte, y el frío muerde. Un almuerzo/cena calentito que Pedro cocina en el ábside de la carpa nos conforta mucho. Yo estoy cansado y me apresto para dormir. Los demás siguen dando vueltas dentro de la carpa, salen y vuelven a entrar. El estar expuesto a la radiación solar y al viento un rato, me dejó la cara ardiendo. Ir a buscar la crema a la mochila que estaba afuera era demasiado esfuerzo, por lo que acepté gustoso el ofrecimiento de Edison y usé la de el. En sueño me venció rápidamente.

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10.5.07

Al Aconcagua - Dia 14

27.01.05 – Jueves – Plaza de Mulas

Durante la noche hubo mucho viento. Es decir, mucho más de lo habitual. La sensación térmica mejoró, sin embargo.

Después del porteo de ayer, nos tocó día de descanso. El desayuno habitual en la carpa, sin muchas ganas de salir.

Al fin, pero tarde, enfrentamos la realidad y nos recibió el aire helado. Por alguna pequeña rotura del sobre se ha escapado el relleno. Tengo el buzo lleno de plumitas. El chiste del día es que nos hemos peleado con algún pollito.

Tengo las manos y las uñas lastimadas. Resulta difícil lavarse los dientes, el agua fría es un tormento. El resto de la higiene no pasa más allá de un poco de desodorante.

La letrina está cada vez peor. No tiene aspecto de que la limpien nunca. En este campamento, se componen de una casilla de metal o lona de aproximadamente un metro de lado, apoyadas sobre un piso de madera, con un orificio central. Debajo hay un tambor de 200 lts. Cuando este se llena, se corre la casilla superior y el helicóptero engancha el tambor, trasladándolo por el valle hasta la entrada al parque. El viento corrió un poco la letrina que nos corresponde usar, lo que complica un poco más su uso.

El almuerzo es “lo que hay, valor” con los ingredientes que dejamos aquí abajo.

Continúan los dramas diarios de intentar comer sin sal. La ingesta de líquidos se hace difícil, por el volumen, que debería ser de unos 5 litros diarios, y la falta de jugos para mejorar el sabor y aportar iones.

Después del medio día, el sol nos calentó mientras preparamos el equipo para mañana. Averiguamos por la carga de las baterías para los handies, pero el costo es desorbitante. Si bien no podemos usarlos para contactarnos con los guardaparques, al menos podemos escuchar sus trasmisiones, y comunicarnos entre nosotros.

A la tarde nos fuimos hasta el hotel. Pude hablar por teléfono con casa, lo que me alegró mucho.

Justo estaba una doctora que tiene también base en el hotel, y aprovechamos para hacernos un chequeo. Los signos son buenos, pero insiste en que debemos hidratarnos más. Como no tenemos los permisos con nosotros, no puede registrar el chequeo.

Mientras tanto, Pedro hace su chequeo con el médico de Plaza de Mulas, con algún roce.

La idea era cenar ahí pero averiguamos previamente. Por un plato de lentejas, nos cobraban U$S 15,00. Por handie nos comunicamos con Pedro, que había quedado en Plaza de Mulas, y reservamos para cenar en Geotrek. Este pub es una carpa de unos 4 metros de ancho por unos 12 de fondo, en donde hay acomodadas unas mesas de resina plástica, unos taburetes altos de madera, y unos sillones con el tapizado raído y desfondados. Los precios son los comunes (para Plaza de Mulas) Nuestra cena salío a razón de U$S 4,00 por persona, una ganga! La luz del local son unas pocas velas cuya llama oscila con el viento. El frío es igual adentro que afuera por lo que seguimos de guantes y gorro, pero por lo menos estamos casi protegidos del viento. Para ver lo que se come, es recomendable encender el frontal, pero hay algunos que estamos dispuestos a aventuras al límite, y lo dejamos apagado.

La cena de churrasco con arroz y algo más, sentados en sillas, con platos de loza y cuchillo, etc. estuvo muy agradable. La vida de lujo y placeres nos levantó el ánimo y fuimos a dormir calentitos.

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9.5.07

Al Aconcagua - Día 13

26.01.05 - Miércoles – Plaza de Mulas

Dentro de la carpa, recibimos una mala noticia: Ángel se baja.

Los motivos aducidos son que extraña a su familia y que prefiere pasar el resto de su licencia en la playa, con ellos. A mí no me queda tan claro. Pero concuerdo con Julián que debemos aceptar su decisión por varios motivos. Si uno se decide a bajarse de la montaña y del proyecto, seguramente lo debe haber meditado mucho. No se trata de falta de valor, en especial Ángel, quien ha dado pruebas muy concretas de su entereza. No debe ser fácil enfrentarse al grupo con este mensaje. En realidad, me apena mucho.

Pero enfrentamos la situación. El reparto de las cosas del grupo, la generosidad de Ángel en ofrecer algo que nos pueda ser útil, los informes y consejos para el retorno, la negociación con las mulas.

El desayuno se vio demorado un poco por este motivo, lo que nos hizo merecedores del rezongo de Julián.

A las 11:00, con una hora de retardo sobre lo planeado, nos pusimos en camino a Canadá. Comenzamos a paso muy lento. El ángulo de la subida es pronunciado. Nos detenemos un rato en las Piedras Conway, formación rocosa muy degradada. No resultó tan mal, después de todo. Arribamos en buenas condiciones. Nada de mareo o dolor de cabeza, a pesar de haber llegado a los 4.930 msnm. en tres horas de caminata. Julián se muestra muy satisfecho de esto: seguramente esperaba menos de nosotros. Yo también, en realidad.

Estoy sorprendido de mi buena respuesta física. Hago incluso algunos movimientos bruscos en broma.

Plaza Canadá es una saliente rocosa en la cara oeste de la montaña, que forma un balcón, de piso más o menos horizontal. La desventaja grande que presenta en estos días es la ausencia de nieve, y por lo tanto, ausencia de agua potable. Para obtenerla, tenemos que recorrer algunos cuantos metros hasta una pequeña corriente.

Pudimos almorzar una buena comida de marcha, con pan, jamón y queso.

Vaciamos nuestras mochilas y dejamos combustible, alimentos, los grampones, y algo más, aprovechando y mejorando un “pirqueo” preexistente.

Nuestra idea era quedarnos más tiempo, pero el frío nos corrió. Bajando me dio un tirón en el tríceps izquierdo, que me hizo demorar mucho en el descenso

La nevada que amenazaba en el ascenso, se confirmó justo a nuestra llegada a Plaza de Mulas.

Organizamos la rutina del campamento, que acá se compone básicamente en ordenar un poco las cosas, la cocina, y la limpieza de los utensilios.

Ya habia comentado que el agua necesaria la obteníamos en una tarrina que está a no más de 5 metros de donde cocinamos. No hay un rol definido previamente, pero nunca falta quien cocine y lave.

A eso de las 18:00, nos zambullimos en las carpas. En una, Javier y Pedro. En la otra, terrible agite, cuentos, whisky y cena.

Al volver a nuestra carpa para acostarnos, para recorrer el escaso metro y medio que separaba las puertas, hubimos de abrigarnos nuevamente.

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