29.5.07

Al Aconcagua - Día 20




02.02.05 – Miércoles – Plaza de Mulas

El despertar fue más o menos rutinario a esta altura. Es curioso como rápidamente nos acostumbramos (me acostumbré al menos) a dormir sobre piedras y con pocas comodidades.

Bien temprano las mochilas estaban prontas, solo quedaban las carpas. En un ratito las alistamos. Aprovecho para ir al médico, para controlar la presión. No le dio mucha atención a los 160/110 mmhg, así que quedamos prontos para salir. A eso de las 09:00 comenzamos el ascenso a Nido de Cóndores.

Me siento bien y relajado. El camino ya conocido se hace más llevadero. Esperamos un rato por Pedro, que parece no sentirse muy bien. Tampoco se siente bien Javier. Nos detenemos un rato mientras vomita al lado del camino. Mi opinión es que debería quedarse, pero no tengo nada de experiencia. Se recompone y seguimos subiendo.

Poco antes de llegar a las piedras Conway, pasamos a un grupo de Malasia. Mientras descansábamos en esas piedras, llegó este grupo con un par de guías. Ante el total desconocimiento del idioma, estos hacían comentarios bastante desprejuiciados sobre sus clientes. El líder de este equipo es el dueño de varias empresas, y parece que invitó a sus gerentes a esta expedición. Es notable la obsecuencia con que lo tratan. La ropa y el equipo con que cuentan es de primerísima calidad. Mientras nosotros almorzábamos unas pasas y nueces, ellos sacaron unos sandwichs al vacío! De cualquier manera, aparentan no tener mucho más que eso, y vienen subiendo muy lenta y penosamente.

Una rápida parada en Plaza Canadá para recoger el equipo que habíamos porteado hasta allí, y continuamos el camino.

Chavy se molesta con Pedro porque este llevaba el discman enchufado... Tomamos por la ruta del refugio Antártida Argentina, el que está destruido: sólo queda el nombre y unas chapas. Se aleja un poco de la ruta mas corta, pero parece mejor para nuestras capacidades.

No bien llegamos a Nido de Cóndores, Pedro eligió un buen lugar para armar su carpa, y nos envió a buscar otro. Los equipos son: Pedro, Javier y Andrés en una carpa, y en la otra Chavy, Edison, Julián y yo. Encontramos un buen lugar. Para evitar problemas, pusimos mucho cuidado para armar la carpa, elegimos con cariño y medimos bien las piedras, etc. Me siento bien de ánimo, pero me agota cualquier pequeño esfuerzo. Levantar una piedra de 10 kilos para la pudridera de la carpa, requiere un descanso posterior de algunos minutos.

El lugar está bastante concurrido. A nuestro lado hay unos mexicanos, más allá un equipo alemán, en fin... de todo. La bandera nacional de Edison flamea gallardamente en un bastón de trekking, y escuchamos varias veces "arriba Uruguay!"

Distribuimos los alimentos y equipo, mientras algunos (Chavy es quien lo hace en nuestra carpa) van a buscar nieve para derretir. Acá no tendremos agua líquida, por lo que el proceso es lento y gasta mucho combustible.

A las 20.55 vemos los últimos resplandores sobre el oeste. Prendemos los hornillos en el ábside de la carpa y pronto estamos dentro de ella acostados. Sin respetar el protocolo, ponemos todo el equipo dentro.

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