26.9.07

Al Aconcagua - Día 23


05.02.05 – Sábado – Nido de Cóndores

Me levanté de buen ánimo y bastante descansado, a pesar de todo. Nuestra primera preocupación fue el estado de Javier. Pasó una noche relativamente buena, y se encuentra bastante recuperado.

El desarme del campamento es rápido, y cargamos todo para bajarlo. Estamos listos para partir y nos cruzamos con el Cordobés. Cambiamos saludos y parte muy cargado y rápido hacia Plaza de Mulas. A nuestra vez, comenzamos el descenso. La pierna me duele menos, pero bajamos con tranquilidad. Estamos cargados y cansados como para apurarnos demasiado. La adrenalina está bajando rápidamente.

Un poco por debajo de la altura de Canadá, vemos uno grupo de gente. Al acercarnos, nos encontramos que el Cordobés se ha fracturado la pierna. Su bota se calzó entre dos piedras, y el peso de la mochila lo desbalanceó. La herida parece seria. Los miembros de la patrulla que acompañaban a Javier priorizan su atención, y Javier baja con nosotros.

A la llegada, vemos que no tenemos el buen lugar del que disponíamos antes. Un grupo de Chilenos, bastante numeroso, lo ha ocupado. De cualquier manera, al ser sólo por una noche, nos acomodamos en donde podemos. Javier tiene la deferencia de invitarnos a almorzar, lo que mucho agradecemos. Comienzo a sentir el clima de “partida”. A la tarde, nos acercamos al hotel para llamar por teléfono. Después de una espera, pudimos comunicarnos con Montevideo. Me hubiera gustado poder hablar con Noel o los chicos, pero no estaban en casa o en el celular. Por suerte, encuentro a Marta y puedo compartir con ella la noticia.

A la noche, nuevamente cena de lo que quedaba en la carpa prestada. El ambiente es muy distendido, pero como estamos cansados y mañana tenemos una jornada dura, nos acostamos temprano

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