3.10.07

Al Aconcagua - Epílogo



En tiempo pasado entre esta experiencia y hoy, me ha permitido tomar cierta distancia de los acontecimientos. El relato fue tomado directamente del diario de viaje, y aquel, escrito con la emoción del momento. No siempre fui justo con mis compañeros, y seguramente, fui demasiado indulgente con mis yerros.

La convivencia en un ambiente tan agresivo no fue fácil. En un grupo relativamente grande, de tan distintas edades y backgrounds diferentes, encontrar un "único" camino resulta prácticamente imposible. El enfoque que se le dio desde un inicio al grupo resultó en una mejor cohesión, y sin dudas, la amistad de largos años con Chavy resultó muy positiva.
Con algunos, sintonicé mas rápidamente, y con otros no resultó fácil.
Sin embargo, creo que si comparamos nuestras vivencias con la de otros grupos en la montaña debemos reconocer que ha sido altamente satisfactoria.

El haber logrado la cumbre fue magnífico. Es indudable que me siento orgulloso, por mi y por el grupo.
Sin embargo, es accesorio. Junto a nosotros, había en la montaña gente que lo merecía tanto o más que nosotros. y no lo logró. El clima, el físico o el ánimo propio no se lo permitieron. Suerte, casualidad, oportunidad o lo que sea nos puso en condiciones de llegar.

Lo más importante de todo esto no fue hollar las piedras de la cima. En estos días, encontré en mi y en los demás cosas que desconocía.
Pude expandir mis límites mucho más allá de mi horizonte. Descubrí fortalezas y debilidades.
Disfruté de momentos simples en lugares maravillosos, que hacen emocionar hasta las lágrimas.
Aprendí a intentar un esfuerzo más, otro paso más adelante, otro metro más arriba.

No necesitamos viajar a la montaña para lograr nuestra "cumbre".
Está dentro de cada uno.

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