10.5.07

Al Aconcagua - Dia 14

27.01.05 – Jueves – Plaza de Mulas

Durante la noche hubo mucho viento. Es decir, mucho más de lo habitual. La sensación térmica mejoró, sin embargo.

Después del porteo de ayer, nos tocó día de descanso. El desayuno habitual en la carpa, sin muchas ganas de salir.

Al fin, pero tarde, enfrentamos la realidad y nos recibió el aire helado. Por alguna pequeña rotura del sobre se ha escapado el relleno. Tengo el buzo lleno de plumitas. El chiste del día es que nos hemos peleado con algún pollito.

Tengo las manos y las uñas lastimadas. Resulta difícil lavarse los dientes, el agua fría es un tormento. El resto de la higiene no pasa más allá de un poco de desodorante.

La letrina está cada vez peor. No tiene aspecto de que la limpien nunca. En este campamento, se componen de una casilla de metal o lona de aproximadamente un metro de lado, apoyadas sobre un piso de madera, con un orificio central. Debajo hay un tambor de 200 lts. Cuando este se llena, se corre la casilla superior y el helicóptero engancha el tambor, trasladándolo por el valle hasta la entrada al parque. El viento corrió un poco la letrina que nos corresponde usar, lo que complica un poco más su uso.

El almuerzo es “lo que hay, valor” con los ingredientes que dejamos aquí abajo.

Continúan los dramas diarios de intentar comer sin sal. La ingesta de líquidos se hace difícil, por el volumen, que debería ser de unos 5 litros diarios, y la falta de jugos para mejorar el sabor y aportar iones.

Después del medio día, el sol nos calentó mientras preparamos el equipo para mañana. Averiguamos por la carga de las baterías para los handies, pero el costo es desorbitante. Si bien no podemos usarlos para contactarnos con los guardaparques, al menos podemos escuchar sus trasmisiones, y comunicarnos entre nosotros.

A la tarde nos fuimos hasta el hotel. Pude hablar por teléfono con casa, lo que me alegró mucho.

Justo estaba una doctora que tiene también base en el hotel, y aprovechamos para hacernos un chequeo. Los signos son buenos, pero insiste en que debemos hidratarnos más. Como no tenemos los permisos con nosotros, no puede registrar el chequeo.

Mientras tanto, Pedro hace su chequeo con el médico de Plaza de Mulas, con algún roce.

La idea era cenar ahí pero averiguamos previamente. Por un plato de lentejas, nos cobraban U$S 15,00. Por handie nos comunicamos con Pedro, que había quedado en Plaza de Mulas, y reservamos para cenar en Geotrek. Este pub es una carpa de unos 4 metros de ancho por unos 12 de fondo, en donde hay acomodadas unas mesas de resina plástica, unos taburetes altos de madera, y unos sillones con el tapizado raído y desfondados. Los precios son los comunes (para Plaza de Mulas) Nuestra cena salío a razón de U$S 4,00 por persona, una ganga! La luz del local son unas pocas velas cuya llama oscila con el viento. El frío es igual adentro que afuera por lo que seguimos de guantes y gorro, pero por lo menos estamos casi protegidos del viento. Para ver lo que se come, es recomendable encender el frontal, pero hay algunos que estamos dispuestos a aventuras al límite, y lo dejamos apagado.

La cena de churrasco con arroz y algo más, sentados en sillas, con platos de loza y cuchillo, etc. estuvo muy agradable. La vida de lujo y placeres nos levantó el ánimo y fuimos a dormir calentitos.

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