19.3.07

Al Aconcagua - Día 4

17.01.05 – Lunes – Puente del Inca - 2.720 msnm

A las 05:00 sonó el despertador de algún reloj. Nadie lo apagó y a las 05:10 volvió a sonar. Tampoco nadie se responsabilizó del suceso. Por las dudas, cambié la hora de la programación de mi despertador para las 10:30

Casi todos pasamos una noche regular, con dificultades para dormir. Repetimos las mediciones de pulso y respiración, y a las 07:30 me levanté. Baño consuetudinario, y un desayuno muy extendido, como hasta as 08:30. Combinamos con Daniel que nos llevara en su auto (mediante un jugoso pago, por cierto) hasta la base del Cristo Redentor. Por supuesto, a pesar de lo programado, no arrancamos hasta las 09:30, en dos tandas. Nos acompaña Anja, quien está esperando a unos amigos de R. Checa, y para pasar el tiempo se nos une. A las 10:15 comenzamos el ascenso. Durante este, probamos los handies con Pedro, quien se quedó en el Refugio, junto a Chavi y a Javier, aquejados de malestares varios.

En 2:45 hs. llegamos al Cristo, todo el grupo en buenas condiciones. Nos llama la atención la fortaleza de Anja, y su tolerancia al frío: mientras varios vestíamos campera, ella estaba cómoda con una remera de manga corta. Un rápido almuerzo “de marcha” y descansamos un poco al sol y al resguardo del viento. En el estacionamiento, bajaban los turistas y el viento frío los golpeaba inmediatamente. JJ y Ángel quedaron ahí, mientras el resto seguimos hasta la cima este, a 4.250 msnm.

Con los descansos incluidos, a las 16:00 estábamos nuevamente en la base, en el pintoresco edificio inaugurado por Perón en 1950.

En el mismo bus, y con el mismo chofer-guarda-maletero que nos trajo desde Mendoza hasta Puente del Inca nos volvimos. Al llegar, Pedro se estaba levantando de la cama, con un fuerte cuadro gripal.

El almuerzo en el cerro había sido demasiado frugal. Para remediar esta incómoda situación, con JJ y Mohammed nos arrimamos a lo de Roque, en donde con “lomitos” y papas fritas calmamos nuestro apetito.

Después de una relajante ducha, con el único inconveniente que estaba tapado el desagüe, salimos a conversar al fresco de la noche, que se mostraba muy generosa con nosotros. En el cielo, estrellas sin cuenta: Orión, las 7 Cabritas, etc enmarcadas en el horizonte montañoso. Nuestra excitación frente al desafío de la montaña aumenta, y cada uno lo manifiesta de forma diferente.

Decidimos hablar con los militares, para ver si podían hacer las alteraciones en los handies.

Las dilaciones habituales, las vueltas del oficial y al final quedamos en que lo iba a mandar a un técnico en Mendoza, por un cabo que bajaba esa noche.

Quedaba pendiente el desafío al truco “uruguayo” con nuestras contrincantes del día anterior. Mientras jugábamos, comíamos algo y también bebíamos, llegó Anya averiguando algo más sobre las mulas, infraestructura del campo, etc. Se siente medio perdida sin sus amigos, y en un idioma extraño. Con Edison nos quedamos jugando hasta que unos chicos que estaban en el “camping” intentaron “saquear” el refrigerador. Al punto se levantó Daniel y puso fin a la reunión.

Etiquetas: ,