12.3.07

Al Aconcagua - Día 2

15.01.05 – Sábado - Mendoza - 700 msnm

Puse el despertador, pero soy un hombre ansioso... Después de bañarnos y vestirnos recién eran las 05.30! Recibí algunos comentarios elogiosos sobre mi presteza, o por lo menos así los entendí. Pero no hay mal que por bien no venga. Nos permitió llevar todo el equipo a la terminal, apenas a cien metros. Al llegar me dirigí a informes y pregunté en que andén debíamos embarcar. “Plataforma 12”. El diariero hizo una mueca y dijo bajito: “Plataforma 45”. Arrimamos los bultos a la plataforma 12. Al acercarse la hora volvimos a chequear la información y rápidamente movimos los bultos a la plataforma correcta: la 45. Solo faltaba una tarrina, y Javier fue a buscarla al hostel. Cargamos en el bus mientras mirábamos hacia atrás esperando a Javier. Lo vemos llegar rengueando: como no le abrían la verja, decidió saltarla, con tan mala suerte que se clavó una púa de la misma en el pie.

El viaje en el bus resultó muy lento, con muchas paradas, y al ascender, comienzan los dolores de cabeza.




Al llegar a Puente del Inca y descender del bus, nos está esperando el Tucu. Edad indefinida, cutis quemado por el aire de la montaña y el alcohol, pocos dientes pero visibles. Lo conocemos de nuestra anterior visita, y el nos recuerda. Exclamaciones de alegría al vernos. Nos dirigimos directo al Refugio “Vieja Estación”, atendido por Daniel. Como su nombre lo indica, aprovecharon las instalaciones de la antigua estación del ferrocarril.
El ambiente es bueno, para nada lujoso: hay hospedadas una chicas de Buenos Aires, y dos alemanas, profesoras de la Deutsche Schule de Sao Paulo, en viaje de fin de contrato. Siguen para Rapa Nui, Bolivia, etc.

Nos acomodamos en la última de las habitaciones, exclusiva para nosotros. Parte de nuestro equipo debe quedar en el corredor.
En el desempaque, aparecen las carpas nuevas, y los handies. Lamentablemente, éstos no fueron alterados, y no pueden trasmitir en la frecuencia en que operan en el Parque.

A la cena, fuimos a lo de Roque, un buen reencuentro. En esta oportunidad está con su esposa Teresa, y sus hijos Daniel y Flavio.

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