Primera Montaña II

El próximo destino es "El Salto", lo que lleva una jornada de viaje.

Por eso, luego de desayunar tarde, y como no llegaríamos, nos quedamos ordenando el equipo, etc.
Para aprovechar el día, salimos a caminar un poco por la zona y nos aproximamos a una aguja muy bonita. Yo sigo con malestar, y los espero abajo.

Cuando llegan, hacemos unos movimientos de gimnasia, hasta elongamos y todo!

Alejandro ha asumido el rol de cocinero con gran energía. Yo, acumulando errores tras errores (de los que arrepentiré después), como muy poco.

Nos acostamos temprano para poder salir en hora mañana.

Antes de partir, y después del desayuno, seleccionamos cosas que no vale la pena subir (no olvidar que todo nuestro equipo va en nuestras mochilas) y hacemos una pequeña "pirca", conjunto de piedras que tapan los efectos que dejamos.

En pocos minutos, el pasto queda atrás, y comienza el pedregal. Hay una gran explanada o playa hasta donde comienza a subir el camino. Dejamos a nuestra izquierda la Piedra Grande, un lugar de acampada, que realmente no es nada acogedor.

En el camino, nos encontramos con un padre con sus hijos jóvenes. El subió al Plata en su juventud, y de alguna manera, remolca a sus hijos para revivir la experiencia. Sería bueno que los hijos quisieran venir también... Lo cierto es que están demasiado abrigados, sudando y con la cara colorada. Se nos acoplan a la partida, pero por poco rato. Al cabo de un tiempo, y luego de algunas diferencias internas, deciden que están muy cansados, y regresan.

Desde que comenzamos el desnivel, yo vengo retrasando al grupo. Estoy muy cansado, y me pesa el equipo. Paramos para comer algo rápido, derretimos nieve y cocinamos una polenta. Mi almuerzo es un caramelo. Decido salir un poco antes que el resto, y por un tiempo, hago buen paso. Pero todos me vuelven a pasar, a medida que el sendero se hace cada vez más empinado.
Los últimos metros no se divisa el Salto, que está por encima de nuestras cabezas. La ruta está bien marcada en la nieve, por lo que los demás se adelantan. Con mucho esfuerzo corono la arista a unos 5.000 msnm para encontrar que han decidido acampar como a 100 metros más allá. Agotado, me siento un rato en una roca, sin pensar en nada.

Como a los 20 minutos, aún agotado, me incorporo, y tambaleo hasta llegar a las carpas. Alejandro ya había armado la nuestra entre la nieve, y generosamente me ayuda a acostarme. Al rato me trae un plato de sopa. Me duermo.

El espectáculo de la mañana es maravilloso! Las carpas están armadas a metros de un desnivel como de 1500 mts, que se abre a un valle. Orientado hacia el noreste, el sol lo ilumina completamente. El ciclo del clima se repite, con una mañana despejada, que a medida que avanza hace subir las nubes por el valle. A pesar de que la temperatura es de bajo cero, al sol está muy disfrutable.

Hoy hacemos un reconocimiento, y subimos hasta el Portezuelo de los Vientos, en donde almorzamos. Yo llegué muy cansado, y no pude comer nada. En ese lugar particular, la presión atmosférica es muy baja, lo que no me ayuda nada. El regreso fue sin novedad.

Al llegar al Salto, vamos a la carpa de servicios, y hacemos una especie de merienda, con unas pizzas y cocacola...Yo estoy tan cansado que no puedo casi comer.

Yo estoy realmente agotado, no me he aclimatado para nada, el dolor de cabeza persiste, por lo que durante la cena decido y comento a los demás que no voy a hacer el intento de cumbre. me costó mucho admitirlo, pero hubiera sido un problema para mi, y un lastre para los demás.