9.3.07

Al Aconcagua - Día 1

14.01.05 – Viernes - Mendoza - 700 msnm

Después que Noel franqueó la puerta de embarque en el Aeropuerto Internacional de Mendoza, sólo tuve que aguardar unos momentos hasta que Gerardo Ismach transpusiese la puerta de salida empujando un carrito atiborrado de bultos.
En pocos minutos estaba el primer grupo completo: Pedro Ciganda, Chavy (Javier) Brindisi, Juan José Rodríguez, Javier Pozzi (que fue una sorpresa), Gerardo, Ángel Clemente y yo.

Los había ido a recibir, aprovechando que Noel se volvía a Montevideo en el mismo avión que los trajo, después de pasar unos días de vacaciones juntos.

Javier, Chavy y yo nos dirigimos hacia el Parque San Martín, a obtener los permisos de Javier y Julián (los otros ya los había gestionado en la semana anterior), mientras el resto fue al hostel en dos taxis. Sin dejar nuestro coche, completamos los trámites y también rumbeamos para el Hostel Savigliano. Está situado cerca de la terminal de buses de Mendoza, con las ventajas y desventajas que ello conlleva en cualquier ciudad del mundo.

A pocos pasos de nuestro alojamiento hay varios restoranes de dudosa calidad, y en uno de ellos almorzamos. Lo que le faltaba de higiene lo compensó con el show callejero que se desarrolló frente a nuestros ojos. Los jugadores de mosqueta, con las maniobras y trampas habituales, las gitanas ofreciendo buena fortuna, y dejando sus maldiciones, las mozas jugando con bombitas de agua con un heladero nos distrajeron del pollo con fritas, por suerte. Al fin de este almuerzo llegó Mohammed Memon. Todo un personaje, por cierto. En el anterior intento exitoso de Pedro al Aconcagua se conocieron y se hicieron amigos. Vive en California, en donde tiene una cadena de locales de venta de ropa “punk”. Su interés es acercarse a la montaña, después de un accidente de tránsito bastante severo, y ver como se siente para una programada expedición al Everest.

Con los formularios completos, teníamos que ir al Banco de la Nación a pagar por el ingreso al parque: U$S 300,00 para los extranjeros, y U$S 100 para los argentinos. La burocracia nos manda del Banco nuevamente a la Dirección de Recursos Naturales Renovables. Mientras terminamos las formalidades, Pedro pregunta cuántos Uruguayos han ingresado esta temporada al Parque. Una rápida mirada al monitor, y la chica responde: -“Siete”. Por un momento, Pedro quedó demudado... hasta que nos dimos cuenta que éramos nosotros los que aparecíamos en la estadística.

Ahora sí: ya tenemos todos los permisos necesarios, vamos por el equipo. Al llegar a lo de Fernando Pierobon, nos encontramos con la siesta mendocina, y las cortinas bajas.
Como no teníamos nada pendiente ahí, con Chavy y Ángel fuimos hasta Orviz, y de ahí al centro, en un tranquilo pero estresante (para mí, que no precisaba nada) tour de compras.

A eso de las 21:00 llegamos cansados al hostel, y llamamos a Mohammed para cenar todos juntos. No fue fácil elegir el lugar. Por barato o por caro, bueno o malo, ninguno servía. Al final, nos quedamos en un “tenedor libre” regenteado por un chino con aspecto cadavérico. La comida, o el humor del chino, serán los responsables de algún desarreglo digestivo en los días posteriores.


El bus parte mañana a las 07:00 para Puente del Inca.

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