27.3.07

Al Aconcagua - Día 6


19.01.05 – Miércoles - Puente del Inca - 2.720 msnm

Nos levantamos a eso de las 07:30, pero el agua caliente faltó a su cita. Alguien (suponemos que Daniel, por ahorrar) apagó la caldera. Mientras se calentaba, tuvimos que invertir el orden, y desayunamos primero. Cuando el agua estuvo a una temperatura aceptable, nos pudimos bañar. Pedro, como El País, “¡primero siempre!”.

El día se presentó magnífico, pues durante la noche, el viento barrió el cielo, despejando todas las nubes.

Terminamos de vestirnos y salimos al sol. Aún está fresco. Mohammed, quien no va a ingresar al Parque, decide aprovechar el buen clima para visitar otros cerros en los alrededores. Lo triste de cualquier despedida se ve atemperado por la emoción de la partida inminente. Bueno, más o menos inminente: los handies prometidos no llegaron. Tampoco está la transfer que nos tiene que llevar al parque. Pedro pide dinero para el almuerzo de marcha a último momento. Al final aparece Mario, muy conocido en la zona por su afición a las montañas y al vino de Mendoza (tal vez el orden de sus preferencias no sea ese...). Subimos los bultos y a nosotros en la camioneta, al perro y Mario, y ¡salimos!

A las 10:45 llegamos a la entrada al Parque Provincial Aconcagua. Un rápido trámite de registro, en donde sin ser cordiales, nos entregan una bolsa para residuos, la cual debemos entregar al regreso o la constancia que la han recibido los prestadores. Vamos a llenar las cantimploras en una canilla, con tan mala suerte que el agua estaba muy turbia.

Nos colocamos las mochilas y partimos ágilmente para Plaza Confluencia.

Recibe el nombre porque ahí se juntan dos ríos de deshielo, el Horcones Superior y el Inferior.

El trayecto resulta fácil y cómodo, en 2:45 horas llegamos al campamento. Encontramos todo lo que las mulas debían dejar ahí en buen orden. Yo no estaba tan confiado

Hay como 50 carpas, casi todas The North Face, varios domos muy coquetos y las carpas de los prestadores de servicio. La primera impresión que tengo es que es demasiado civilizado, con las carpas muy juntas, todas armadas sobre piedras y tierra seca, que vuela y se cuela por todos lados.

Es obligatorio el uso de los baños provistos por los prestadores de servicios, o del baño público de los Guarda Parques. Los desperdicios que producimos se los entregamos a los de Malku (con quienes hemos contratado los servicios), y no tenemos que utilizar las bolsas numeradas que nos dieron a la entrada.

Armamos las carpas en general. Como detalle, a Gerardo le reclaman unas piedras que usó para el armado de la suya, pues éstas “son de la empresa”!!!. Luego de algunas discusiones tontas, nos dividimos para dormir. En una carpa, solo duerme Gerardo, quien está con una infección de la garganta y no desea contagiar a nadie. En el Palacio de Gobierno dormirán Ángel, JJ y Pedro, quien no duerme con roncadores. En la Carpa de Julián duerme el y Javier, y en la otra, Edison, Chavy y yo.

Comienzas los primeros problemas de convivencia. Nos olvidamos en la heladera del refugio de unos frankfurters y queso y fiambre. Pedro, en lugar de la comida de marcha prevista para hoy, compró manzanas. Ante esto, decidimos cocinar una polenta. Me preocupa Gerardo, quien claramente no se encuentra bien. La tarde pasó rápido, con algún paseo por una pequeña elevación a unos pocos metros de donde estamos acampados. El sol pega muy fuerte, y comienza a dolerme la cabeza. La temperatura baja bruscamente al caer el sol.

Hoy es el cumpleaños de Marta. Me acuerdo pero no tengo manera de llamarla.

Cerca de nosotros arman su carpa un par de azafatas americanas. Barbie es de Montana, pero a pesar de su nombre, ha recorrido selvas, montañas y desiertos.

No estuvimos atentos a que la noche llega un poco más temprano en las montañas, y debimos que terminar de hacer la cena a la luz de las linternas.

Me siento físicamente bien, con apetito, y me esfuerzo en tomar el líquido requerido.

El interior de la carpa comienza a tomar forma: es un desorden total.

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